Exactamente, por cada tonelada de este tipo de conservas se generan 10,7 toneladas de dióxido de carbono. Esta es la conclusión a la que ha llegado Adolfo Carballo Penela, investigador de la Universidad de Santiago de Compostela que, en su búsqueda por lograr una ecoetiqueta que incluya la contaminación en todas las fases del ciclo de vida de los alimentos, ha hecho la prueba con un alimento real.
"Se trataba de probar el sistema con un caso práctico y el resultado es que se generan 10,7 toneladas de CO2 por cada tonelada de dicha conserva", explica el propio autor del estudio. El análisis se llevó a cabo sobre una conserva de mejillón de Galicia de una determinada marca.
Precios, ofertas, nutrientes, contenido en gluten, apto para vegetarianos, ... pero de la huella ecológica ni rastro. Gracias a un estudio gallego podría surgir una ecoetiqueta que mostrase cierta información medioambiental, como la cantidad de CO2 generada en su fabricación.
Esta investigación se basa en un trabajo previo desarrollado en la departamento de Medioambiente del Puerto de Gijón. El biólogo J.L Domenech desarrolló un trabajo denominado "método compuesto de las cuentas contables (MC3)" con el que se estima la huella ecológica y de carbono en organizaciones. A partir de este trabajo, Carballo ha conseguido adaptarlo para evaluar la huella de los bienes y servicios hasta que llegan a los consumidores.
De esta manera, analizando cada una de las fases de su ciclo de vida, se podría llegar a un valor numérico que vendría plasmado en una etiqueta ecológica en los alimentos. Así los consumidores, al consultarla conocerían el daño que la producción del alimento produce al medio ambiente.
Como explica el autor del estudio, "Este estudio expone una alternativa para comunicar de modo eficiente la información ambiental a empresas, consumidores y partes interesadas: el ecoetiquetado. Esta es una herramienta consolidada para informar a la sociedad sobre las cargas ambientales de los bienes que consumidos, diferenciar los productos de empresas y organizaciones, y que permitirá escoger, en un futuro, aquellos productos que contaminan menos". Además apunta que "ofrecer información medioambiental al consumidor es fundamental para informar sobre su modo de producción y que empresas y organizaciones puedan realizar una gestión ambiental eficiente".